sábado, 26 de enero de 2008

Una Coalición para una nueva Argentina

Los que llegamos al ARI lo hicimos porque vimos en Elisa Carrió la oportunidad para hacer realidad nuestros sueños de transformación, motivados por la ética política de quien ha sabido enfrentar sin flaquezas ni atajos a las estructuras más nefastas del poder político y económico de nuestro país. El coraje cívico que siempre demostró en sus posiciones y desafíos, su formación intelectual basada en principios de humanidad y respeto a la vida, esa honestidad y carisma distintivo, hicieron de Lilita la única dirigente política (y una de las pocas referentes sociales y culturales) cuya autoridad le ha permitido permanecer en el escenario público, por fuera del aparato estatal, desde antes de la crisis, y a pesar de la hegemonía del poder de turno.
A este proyecto confluimos una gran cantidad de militantes y dirigentes procedentes de culturas políticas diversas. En algunos casos con la auténtica intención de aportar a la construcción de un espacio político transformador e innovador, ejerciendo desde la militancia o los espacios de representación institucional la coherencia con el proyecto y las ideas que sostenemos.Otros, en cambio, han arribado con el mero afán de conseguir o mantener grises y miserables beneficios privados, a través de la extorsión y la cooptación. Beneficios mezquinos que se obtenían en la puja interna por la distribución institucional de cargos, gracias a una legitimidad y autoridad pública ajena. Éstos, que hasta ayer exigían y clamaban por acuerdos pragmáticos, hoy se venden idealistas y puristas. Traicionaron la generosidad del liderazgo tras obtener sus mezquinas conquistas, y ahora levantan la bandera de una supuesta democracia interna que no exige méritos como pretexto de supervivencia. Algunos podrán claudicar abatidos por la falta de contención en un contexto de incertidumbre, o en la comprensible impotencia de no poder acompañar un espacio que requiere altos niveles de entrega.

Lo cierto es que, salvo por escasos referentes que han luchado por mantener viva la construcción de un modelo político alternativo, no se ha podido generar una organización que pueda sostener, de cara a la sociedad, en términos de discurso y praxis, aquellos principios y programas que dieron pie a nuestra convicción y militancia en el ARI. No puede atribuirse al liderazgo esta carencia.
Mientras tanto el país asiste, perplejo, al intento de perpetuar un poder meramente ganancial por parte del matrimonio de gobierno. Su contracara es la falsa alternativa de una oposición retrógrada, encabezada por los padres del modelo entreguista de los ´90, construida a medida en la diferencia funcional del modelo “derecha/izquierda” , pero mimetizada en su matriz corrupta y utilitarista de manejo del estado. En este contexto, necesitamos fortalecer un compromiso serio y creíble respecto de los pilares que nos identificaron desde La Emilia, ampliando la base de sustentación del proyecto. Surge así la Coalición Cívica como visión superadora respecto de los viejos paradigmas de construcción política, afirmando la necesidad de refundar una sociedad cuyo primer compromiso sea con los principios del Contrato Moral, del Contrato Republicano y del Contrato de Distribución del Ingreso. Principios con los que, de cara al futuro, todos los adherentes se deben comprometer a ultranza, cumpliéndolos y haciéndolos cumplir.Quienes formamos parte de grupos políticos numerosos construidos horizontalmente, tenemos la posibilidad de generar profundos y extensos debates a fin de resolver, en forma colectiva y cohesionada, los desafíos que la coyuntura pueda generar. En este sentido, Jóvenes por la Igualdad asume que no es posible transitar este camino superador sin la tolerancia y entrega que implica hacerlo junto a otros que, en un pacto de conductas que nos diferencie de la hegemonía imperante y de los negocios de la derecha, no compartan nuestra forma de construcción o no hayan comulgado en el pasado con nuestras ideas. Esto es posible tras comprender que este proyecto transformador, cuyo sentido tiene jerarquía nacional, es más amplio que cualquier grupo, partido, o coyuntura local; y que toda construcción instituyente que se proponga revolucionar la cultura política imperante para generar una alternativa de poder cohesionada, sustentable y referenciada socialmente, requiere tiempos e ideas que exceden lo electoral.
Nuestra impronta en la construcción de esta alternativa siempre ha puesto la transparencia en la gestión y el compromiso con la igualdad y la justicia por delante de cualquier atadura política. Desde nuestro espacio de representación, alcanzado hace poco más de un año, hemos trabajado denodadamente en el control de un oficialismo del que no fuimos parte; nos negamos sistemáticamente a participar de las mezquinas negociaciones de la corporación legislativa (repartija de contratos incluída); no hemos acompañado la sanción de un presupuesto con el cual no acordamos; así como apoyamos y promovimos aquellas medidas que entendimos aportaban a una mejor calidad de vida de los habitantes de esta ciudad.No torceremos el rumbo. Sabemos que tampoco lo hará Lilita. Lucharemos dentro y fuera de la Coalición contra todo aquel que por acción u omisión quiera pervertir este ideario. Nuestros objetivos en pos de un país más justo e igualitario son los que sostuvimos desde el inicio de esta gesta. Creemos firmemente que es Carrió, con su capacidad de conducción, la garante de una Coalición Cívica transformadora para nuestro país. Estamos convencidos de que será la líder de una Argentina distinta, más igualitaria y justa, pero también más plural y tolerante.Aquellos que dicen ver en nuestra posición visos de obsecuencia, son quienes han demostrado no comprender lo que la convicción por un proyecto significa.Por eso, hoy como siempre, estamos junto a Elisa Carrió. Estamos en la Coalición Cívica.

Jóvenes por la Igualdad (JxI)